martes

¿Cómo enseñar a nuestros hijos a tolerar la frustración?

El bienestar emocional es fundamental para tener una buena salud mental, y, para ello, es necesario encontrar un equilibrio entre cuerpo y mente, y saber identificar, controlar y gestionar las emociones.

Muchas veces no somos conscientes de nuestras emociones y estado de ánimo, y de los efectos que pueden producirnos; cambios físicos, alteraciones, inestabilidad, respuestas… y consecuencias.


Para poder entender nuestro cuerpo y nuestra mente, y poder canalizar de forma adecuada dichas emociones (cómo me siento, qué me está pasando, por qué me siento así y qué puedo hacer al respecto…) es necesaria una educación emocional que empiece cuanto antes, en la infancia, tanto en la escuela como en el núcleo familiar.


Para ello, los adultos deben ejercer de ejemplo para los niños, fomentando un correcto ambiente de desarrollo, confianza y seguridad. Sin embargo, aunque se den estos factores, el autoconocimiento y el manejo de las emociones no es fácil, ni es un proceso rápido, y muchas veces nos encontramos con situaciones y respuestas complicadas e inadecuadas que pueden dar lugar a comportamientos poco sanos.


Durante este proceso de desarrollo emocional, los niños, según van creciendo, van pasando por diferentes fases, siendo muy común y frecuente que pasen por una etapa de FRUSTRACIÓN donde deben aprender a tolerar dicha emoción con el fin de garantizar un buen equilibrio emocional.


La tolerancia a la frustración es uno de los aspectos más importantes que hay que enseñar para un adecuado manejo de las emociones, ya que nos permite enfrentarnos de forma positiva a las distintas situaciones que podemos encontrarnos en la vida.


¿Y cuándo se produce la frustración? La frustración es una experiencia emocional que nos invade cuando un deseo, ilusión, proyecto o necesidad no llega a satisfacerse, o no sale como nosotros esperábamos. Esto nos puede producir confusión, enfado, incertidumbre, tristeza, ansiedad, rabia… y tomárnoslo como un fracaso.


Si no enseñamos a los niños a aceptar dichos “fracasos” y situaciones, pueden desarrollar una actitud negativa y agresiva, tener comportamientos inadecuados y problemas de ansiedad.



¿Cómo podemos enseñar a nuestros niños a tolerar la frustración? 


- Dar ejemplo: Tener una actitud positiva ante las adversidades y buscar soluciones ante los problemas, es el mejor ejemplo que les podemos dar.


- No darles todo hecho: los niños necesitan equivocarse y aprender de sus errores. Es importante permitirles alcanzar sus retos por sí solos, aunque el camino sea más largo y difícil, para así poder experimentar la satisfacción por el trabajo realizado.


- Marcarles objetivos: realistas y razonables para su edad, para que sean conscientes de sus posibilidades y capacidades. Esto fomentará un buen desarrollo de su autonomía y autoestima, lo que le dará más confianza en sí mismo.


- Educarlos en la cultura del esfuerzo: Es importante que el niño sepa que es necesario esforzarse, y que el esfuerzo siempre es la mejor vía para resolver algunos de esos problemas, que no siempre se solucionan de forma rápida y sencilla.


- No ceder ante sus rabietas: Si los padres ceden ante sus peticiones, el niño aprenderá que esa es la forma de resolver sus problemas.


- Convertir la frustración en aprendizaje: las situaciones adversas son una oportunidad para que el niño aprenda y retenga estrategias que le ayudarán a afrontar problemas futuros cuando vuelvan a presentarse.


- Enseñarle a ser perseverante: Esencial para superar situaciones de conflicto e incertidumbre, siendo conscientes de que la mayoría de las veces, solucionar un conflicto es un proceso largo donde se necesita constancia y dedicación.


De esta manera, cuando el niño perciba que siente emociones negativas que le desestabilizan emocionalmente, tenderá a actuar adecuadamente para cambiarlas, y poco a poco irá adquiriendo la capacidad de conocer e identificar las emociones, competencia fundamental sobre la cual se construye el control y manejo de dichas emociones.

miércoles

¿Podemos entrenar la empatía?

La base de unas buenas habilidades sociales, para desarrollar unas relaciones sanas, es la empatía. La empatía es la habilidad para reconocer y comprender las emociones de los demás, algo que parece innato en el ser humano, pero, ¿podemos entrenar esa empatía?

Para ello necesitamos desarrollar unas capacidades: 

- Capacidad para asumir el punto de vista de la otra persona; escuchar de forma activa sus argumentos, intentando comprender las razones que expone. Muchas veces estamos más pendientes de lo que vamos a contestar nosotros que de lo que nos están explicando, lo que hace que perdamos detalles y pasemos por alto aspectos que, en muchas ocasiones, son importantes.

- Capacidad para desarrollar una mayor sensibilidad hacia los sentimientos de los demás; ser más comprensivo, tolerante y tener una mente abierta es fundamental para entender su situación y el por qué de sus sentimientos y emociones.

¿Cómo podemos desarrollar estas capacidades? fomentando los siguientes componentes:

- Atención activa: atender al lenguaje verbal y no verbal. El tono de voz, los gestos, la mirada, el movimiento de las manos...toda la comunicación nos transmite información.

- Atención cognitiva: Comprender cómo se siente la otra persona y ante qué. Cuáles son sus sentimientos y emociones, y cuál ha sido el desencadenante.

- Atención emotiva: Experimentar en primera persona las emociones que está siento el otro. Seguramente en algún momento de nuestra vida nos hayamos sentido de la misma manera o similar. Recordarlo nos ayuda a entender cómo se siente en ese momento.

- Atención motora: Técnicas para dar respuestas empáticas (repetir lo que el otro dice, ponerle la mano en el hombro, mirar a los ojos con atención y a la misma altura...)

Cuando escuchamos a alguien con atención plena, le comprendemos y le apoyamos con gestos y palabras, podemos modificar e influir sobre las emociones propias y ajenas, objetivo fundamental de la inteligencia emocional.


martes

¿Cuáles son las competencias emocionales que se deberían trabajar en las aulas?

Últimamente encontramos muchas noticias que nos alertan acerca del estado de la salud mental de muchos colectivos de la sociedad, y cada vez, a edades más tempranas.

Una buena salud mental requiere, en gran medida, una buena educación emocional que actúe de forma preventiva para ayudarnos a enfrentar situaciones complicadas de forma adecuada.

La base de una buena educación emocional siempre se encuentra en el modelo familiar de interacción, cuidado, protección y educación. Pero ¿es necesario seguir trabajándola desde los colegios?

La verdad es que todo lo que podamos trabajarla y complementarla, a nivel individual y colectivo va a beneficiar tanto al alumno, como a su entorno más cercano, ya que repercute en todas sus relaciones: consigo mismo (en forma de aceptación y una autoestima positiva) y con los demás, (con una buena adquisición de habilidades sociales).

Y ¿Cuáles son las competencias emocionales que se deberían trabajar en las aulas?

-          Habilidad para usar vocabulario emocional; saber nombrar todas las emociones para poder identificarlas.

-          Conciencia del propio estado emocional.

-          Habilidad para distinguir las emociones de los demás.

-          Empatía.

-          Habilidad para comprender el propio estado emocional: ¿por qué me siento así?

-          Resiliencia para afrontar emociones negativas.

-          Conciencia de las relaciones (sinceridad expresiva y coherente, reciprocidad o simetría de relación).

-          Capacidad de autoeficacia emocional: aceptación.

Desarrollando estas competencias emocionales, conseguiremos:

-          Un mayor autocontrol que nos ayudará a superar bloqueos emocionales.

-          Apreciar y sacar partido de las emociones propias y ajenas.

-          Un lenguaje emocional adecuado, que nos permita nombrar las emociones e identificarlas.

Para conseguirlas, es necesario trabajar la educación emocional desde pequeños, y durante toda la escolaridad, ya que es un proceso continuo que nos acompañará a lo largo de toda nuestra vida, y nos ayudará a crecer como personas y a conseguir un mayor desarrollo académico, personal y social.

 

miércoles

Educación emocional... sociedad más sana

La educación es la base de cualquier cultura, un arma poderosa con la que se puede cambiar el mundo. Por eso, está en continua revisión, adaptación y continuo cambio, ya que va evoluciónando al mismo ritmo que la sociedad. Pero además, la educación siempre tiene que satisfacer las necesidades de esa sociedad, que, hoy en día, necesita abordar el tema de la salud mental.

Para prevenir algunos aproblemas de salud mental, hay que trabajar la inteligencia emocional desde las escuelas, a modo de prevención, con un buen programa de educación emocional. Pero, ¿qué aspectos podemos trabajar dentro de este ámbito? ¿Cómo podemos enfocarla?

La inteligencia emocional tiene 5 componentes que podemos ir trabajando en las escuelas desde edades muy tempranas:

1. Conciencia emocional: Es fundamental conocer nuestras emociones y por qué se producen; entender los vínculos entre los sentimientos, pensamientos, palabras y acciones, así como la influencia de las emociones sobre nuestros valores y objetivos. Para ello, necesitaremos adquirir vocabulario, diferenciar y reconocer las emociones, entender que nuestros actos tienen consecuencias y reacciones, y conocer nuestros talentos y limitaciones.

2. Control de las emociones: Es necesario regular, controlar y canalizar las emociones, pero no reprimirlas. Cuando aprendemos a regular nuestras emociones de forma positiva, ganamos una mayor tolerancia a la frustración, un mejor manejo de la ira, aprendemos a expresarnos de forma adecuada y a tolerar mejor el estrés. Todo ello lleva a una menor sensación de aislamiento y a tener menos ansiedad social.

3. Motivación: Todo el mundo necesita establecerse unas metas, unos objetivos, encontrar un propósito. Dentro el aula, es necesario suscitar el interés de los alumnos así como dirigir y mantener el esfuerzo para lograr ese objetivo prefijado.

4. Desarrollo de la Empatia: la empatía es fundamental para garantizar relaciones positivas. Normalmente pensamos que nacemos con más o menos empatía, pero la verdad es que se puede trabajar y entrenar; aprender a observar la comunicación no verbal, intentar entender cómo se siente el otro así como experimentar sus emociones y mostrar respuestas empáticas (contacto visual, atención plena, repetir algunas palabras o frases que dice el otro, responder a ciertas inquietudes con gestos...), ayudan a fomentar una comunicación más afectiva.

5. Relaciones sociales: Fomentar un trato adecuado, reconocer conflictos y tener estrategias para solucionarlos de forma adecuada, usando un buen tono conciliador y percibir el estado de ánimo de los demás.

Si trabajamos estas dimensiones de la educación emocional desde infantil, conseguiremos una sociedad más sana, más amable, fundamentada en la tolerancia y el respeto y con habilidades sociales necesarias tanto para el bien común, como para la buena salud individual.

lunes

El poder de la música sobre nuestro cerebro

En el período de vida de los 0 a los 6 años, es cuando una persona tiene más capacidad de aprendizaje. Los niños absorben todo lo que ven y escuchan a su alrededor y se quedan con mucha información que reciben a través de sus sentidos, por eso se dice que los niños son como esponjas.

También está comprobado que nacemos con un determinado número de neuronas cuya función es relacionarse y crear redes neuronales. Esto lo conseguimos a través del movimiento y del aprendizaje (cuando aprendemos algo, las neuronas se conectan formando una red neuronal) y relacionando todos esos conocimientos. Cuando una neurona no se conecta a ninguna red neuronal, acaba extinguiéndose.

Durante muchos años se ha creído que las redes neuronales solo se formaban a través del conocimiento y de la relación de determinadas ideas, pero, hoy en día, se sabe que el movimiento, la música, las sensaciones y las emociones, también favorecen el desarrollo de estas redes neuronales. Por esta razón se le da tanta importancia a la estimulación temprana en niños de 0 a 6 años; porque se trata de crear todas las redes posibles, y en todos los sentidos. (Estimulación motriz, auditiva, visual...)

Por lo que respecta a la música, el oído es uno de los primeros sentidos que desarrollamos; es el primer sentido que nos conecta con el mundo. Cuando estamos en el vientre de nuestra madre, estamos aislados del mundo exterior: no podemos verlo, no podemos tocarlo, no podemos olerlo ni saborearlo, pero si podemos oírlo. Por eso es nuestra primera conexión con el mundo.

Cuando un niño nace, lo primero que reconoce es la voz de su madre. Es lo que le hace sentirse seguro en su regazo. También reconoce la voz del padre y, cuando llega a casa... ¿qué sonidos le dan seguridad? Aquellos que denominamos "ruidos blancos". Los ruidos que ha estado oyendo en la tripa de mamá durante el embarazo: la lavadora, el aspirador, el lavavajillas, el secador...

Por eso es tan importante el desarrollo del sentido del oído y la educación musical.

Diversos estudios han concluido que, cuando realizamos determinadas acciones, utilizamos una parte u otra del cerebro; un hemisferio u otro. Pero está demostrado que cuando una persona oye música, es capaz de emocionarse, desarrolla la sensibilidad, y se interrelacionan todas las partes del cerebro, manteniendo una actividad total del mismo. La música es una de las pocas cosas que, cuando la estamos escuchando de forma activa, hace que trabaje la totalidad del cerebro.

Todos los días deberíamos escuchar música, no existe ninguna actividad más completa. Deberíamos darle mucha más importancia en las escuelas y en las casas...el niño que tiene una formación musical importante...se convertirá en una persona sensible y muy especial en todos los sentidos.

Inteligencia emocional; ¿Cuántas emociones podemos distinguir en un rostro según sus expresiones?

 


     Un equipo de los departamentos de Ingeniería de Computación y Ciencias de la Universidad de Ohio (Columbus), realizó un estudio sobre las expresiones faciales humanas, donde sacaron como conclusión que podemos reflejar una gama mucho más amplia de emociones de las que se pensaba anteriormente.

     Hasta ahora, en las escuelas, se han trabajado mucho, dentro de la inteligencia emocional como eje transversal,  las expresiones más básicas; como alegría, tristeza, sorpresa, miedo, asco, e ira. (Lista de 6 emociones básicas propuestas por Darwing). Sin embargo, dado que según dicho estudio podemos reproducir y reconocer muchas más, deberíamos ampliar el listado ya desde las edades más tempranas.

     Esta amplitud se debe a la combinación de dichas emociones: tristemente enfadado (decepcionado), alegremente sorprendido, o temerosamente ilusionado...así hasta 15 composiciones, lo que, al sumarlas a las 6 expresiones básicas, llegamos a un total de 21.

     Pero, esta combinación de expresiones, ¿es realmente única? ¿podemos reconocer específicamente una expresión de una combinación de emociones como "alegremente sorprendido?...¡los estudios revelan que sí!

     Los investigadores analizaron cada una de ellas con un software denominado "Sistema de Codificación de Acción Facial" (FACS), capaz de identificar qué grupos de músculos se usan para crear las expresiones faciales; y el análisis reveló que las 21 expresiones utilizaban una combinación única de músculos que era distinta a todas las demás expresiones. 

     Las expresiones básicas fueron identificadas en un 96,9% de los casos, y las expresiones compuestas en un 76,9%.

     Por ello, tendremos que replantearnos el trabajo de las mismas en los colegios y empezar a trabajarlas cuanto antes para poder fomentar una educación emocional de calidad y aumentar en nuestros alumnos una mayor inteligencia emocional, tan necesaria para el buen desarrollo personal y profesional de nuestra sociedad.

     Os dejo el link del artículo de Psiquiatría:



jueves

10 Propuestas de Mindfulness para niños

 Cuando practicamos Mindfulness en las escuelas, estamos preparando a nuestros alumnos a recibir toda la información posible del entorno, y a asimilarla de forma consciente; evitaremos percepciones erróneas y malinterpretaciones, ayudando a favorecer la inteligencia emocional, intrapersonal e interpersonal que son tan importantes para lograr el éxito en nuestro máximo desarrollo personal y social y, en consecuencia, en prepararnos de forma exitosa para el futuro y el mundo laboral.


Beneficios del Mindfulness en niños:
-          Mejora el aprendizaje, la atención, la creatividad y el rendimiento académico.
-          Les ayuda a regular sus emociones.
-          Aumenta la introspección.
-          Mejora las habilidades sociales: empatía, paciencia, tolerancia, ecuanimidad.
Propuestas para realizar con niños:
1.       La postura de “Mente Atenta”: El primer paso sería enseñarles a realizar la postura de la meditación, sentados como un indio, y a fijar su atención en la respiración. Les podemos pedir que pongan las manos en la tripa durante las respiraciones para notar como se hincha, y contar un número determinado de respiraciones. El resto de ejercicios se realizarán en dicha postura. Se pueden usar canciones para recordar las claves de la postura.
2.       El instrumento musical: Escoger un instrumento que produzca un sonido prolongado, como la cuerda de una guitarra o una campana. Le pedimos al niño que escuche atentamente el sonido hasta que deje de sonar. Debe levantar la mano cuando el sonido haya desaparecido totalmente.
3.       Recordar atentamente: le pedimos al niño que recuerde 5 cosas que vea de camino al colegio (un edificio, una parada de autobús, un parque, niños…) y que describa cómo son. Intentar percibir cada vez más detalles e incluso describir cosas que haya a su alrededor.
4.       El juego del silencio: Este juego debe realizarse en grupo, y durará unos 30-60 segundos. Nos sentamos en círculos y les preguntamos cuánto tiempo son capaces de permanecer en silencio, como las rocas. Les pedimos que cierren los ojos y se queden en silencio hasta que escuchen algún ruido. Usamos un cronómetro para saber cuánto tiempo es, y si cada vez somos capaces de aguantar más.
5.       Cantar mantras: Los mantras emplean los mismos canales subliminares que la música y la publicidad, por eso al final el mensaje “llega”. Liberan la mente de pensamientos y ayudan a conseguir centrar la atención proporcionando un estado de calma. Siempre deben ser mantras positivos como: “me siento feliz”, “me gustan mis amigos”, “quiero a mi familia”, “me siento bien”…
6.       Ola de mantras: Es una variante del anterior donde se necesita un grupo de niños. Consiste en sentarse en círculo y que cada uno de los niños, por orden, vaya diciendo un mantra que se haya trabajado o que se invente en ese momento, según su estado de ánimo.
7.       Máxima concentración: Para este juego también se necesita ser un grupo. La persona que dirige el juego presenta un objeto que debemos pasarnos de unos a otros con mucho cuidado para que no sufra ningún cambio: una campana que no debe sonar, un vaso lleno de agua hasta casi el borde, un platito con trocitos de papel que no se pueden volar…
8.       ¿Qué falta?: Presentar 10 objetos cotidianos y dar unos 30-60 segundos para observarlos. Los niños deben taparse los ojos y la persona que lo dirige quita uno o dos objetos. Después los niños tienen que adivinar cuales son. Ir aumentando la dificultad añadiendo objetos.
9.       ¿Qué suena?: Es igual que el anterior, pero en lugar de trabajar la vista, se trabaja el oído. Se presentan una serie de instrumentos u objetos que suenen. Los niños deben taparse los ojos y la persona que dirige el juego hacer sonar uno que después tienen que adivinar.
10.   Detectives: debemos elegir un objeto que realice algunos cambios como la llama de una vela, una luz que cambie de colores, una cajita de música con un muñequito que se mueva, un reloj de arena o de agua, una botella de burbujas de aceite de colores…Los niños deben observar el objeto atentamente siendo conscientes de los cambios que se producen en él, durante 30-60 segundos. Después les pedimos que lo expliquen.


Todas estas actividades son muy beneficiosas, ya que les ayudan a trabajar la atención y concentración así como a relajarse y tranquilizarse. Pero para trabajarlas bien y conseguir que se noten los resultados a largo plazo, deberían trabajarse de forma constante, como he mencionado anteriormente 2/3 veces por semana, unos 5-10 minutos al principio para ir aumentando progresivamente después; a la misma hora y en el mismo sitio (esto puede acordarse con los niños).
También es muy importante la actitud con la que se propongan, siempre como algo lúdico y divertido, lleno de humor y de aventura, pero de forma relajada y tranquila. Si al niño no le apetece en ese momento, es mejor no forzar y acordar hacerlo más tarde.
Es importante valorar el esfuerzo del niño y evaluar la sesión siempre de forma positiva, ya que hay días en los que saldrá mejor que otros, pero esto se deberá a los estados de ánimo de cada uno, que pueden variar; hay días que estamos más distraídos que otros, más tensos o más cansados. Ser conscientes de estos cambios también es algo positivo y enriquecedor, ya que mejorará la introspección y autoconocimiento del niño, uno de los principales objetivos del Mindfulness.

lunes

¿Cómo introducir el Mindfulness en nuestra rutina diaria?

¿Quién no ha oído la expresión: "estar en las nubes"? Es una expresión que da a entender que una persona presente físicamente en algún lugar, tiene la mente ocupada en otras cosas y su atención centrada en otros pensamientos, por lo que no es consciente de todo lo que está pasando en ese momento a su alrededor. Estos pensamientos suelen ser sobre algún hecho del pasado, o algo que puede suceder en el futuro, por lo que a la persona le impide estar al 100% en el presente.

Hasta ahora hemos pensado que nuestra atención tenía unos límites, y que no somos conscientes de todo lo que sucede en nuestro entorno, ya que nuestra mente está centrada, como he dicho en el párrafo anterior, en cosas que han sucedido en el pasado y que van a suceder en un futuro. Perdemos el aquí y ahora. Tal es así, que muchas veces pasamos por alto detalles porque nuestro cerebro "selecciona" sólo lo que es de nuestro interés, y "desecha" aquello que no está relacionado con nuestras motivaciones, o no nos son necesarias en ese momento.

Pero nos encontramos con un concepto que nos hará cambiar de opinión y, lo más importante, nos ofrece la solución a este "problema"; Mindfulness.

¿Y qué significa Mindfulness? Es una técnica de meditación que consiste en prestar atención de manera consciente a la experiencia del momento presente con interés, curiosidad y aceptación. Está considerada como una manera de reducir el estrés, aumentar la autoconciencia, reducir los síntomas físicos y psicológicos asociados la ansiedad, y mejora el bienestar general, ya que está comprobado que la conciencia plena nos ayuda a recuperar nuestro equilibrio interno.

Las propuestas de investigación y práctica del mindfulness tienen como objetivo mejorar la calidad de vida de las personas, haciendo mejorar ciertas habilidades como:

- El autocontrol.

- El desarrollo de la resiliencia.

- Generar recursos de afrontamiento a diferentes situaciones de la vida (enfermedades, duelos, estrés, baches emocionales...)

- Alivia los síntomas de la ansiedad o la depresión.

- Influye positivamente en la percepción del dolor.

- Mejora la memoria y la capacidad de concentración.

- Favorece la inteligencia emocional.

- Mejora el sistema inmune.

- Mejora la calidad de vida en personas con TOC (Trastorno obsesivo compulsivo), dolores crónicos, episodios traumáticos...

Para ello, deberían practicarse sesiones diarias de unos 30 minutos, en un lugar agradable y tranquilo (puede ser en un entorno abierto, como parques o jardines), libre de distracciones, y usar ropa cómoda para estar lo más confortable posible. Es importante poner la espalda recta, en un ángulo de 90 º, para así favorecer la respiración y evitar tensiones en ninguna parte del cuerpo.
Una vez estemos preparados, comenzaremos centrando la atención en la respiración, para continuar visualizando una imagen agradable y relajante que nos produzca bienestar. Cuando ya podamos realizar estos ejercicios, estaremos preparados para intentar dejar la mente en blanco. Es muy complicado vaciar la mente, pero es el objetivo de la meditación, pues será lo que nos ayude a no ejercer un juicio sobre todas las sensaciones que tengamos y poder así estar concentrados y percibir todo lo que sucede a nuestro alrededor de forma objetiva e impersonal. Al emitir juicios sobre los acontecimientos, pasamos por alto detalles y deformamos la realidad, convirtiéndola en una percepción subjetiva.  Con el mindfulness percibiremos las cosas tal y como son de manera clara y objetiva, facilitando su aceptación y las relaciones sociales, ya que nos ayudará a ser más empáticos.

Cuando practicamos mindfulness en las escuelas, estamos preparando a nuestros alumnos a recibir toda la información posible del entorno, y a asimilarla de forma consciente; evitaremos percepciones erróneas y malinterpretaciones, ayudando a favorecer la inteligencia emocional, intrapersonal e interpersonal que, como hemos hablado en artículos anteriores, son tan importantes para lograr el éxito en nuestro máximo desarrollo personal y social y, en consecuencia, en prepararnos de forma exitosa para el futuro y el mundo laboral.

jueves

¿Quienes son los zurdos?

Hasta ahora se hablaba de que aproximadamente el 10% de la población era zurda. Sin embargo, diferentes estudios recientes demuestran que entre el 12 y el 15% de los niños son zurdos. Este dato, además, no se divide equitativamente entre los sexos; ya que se da más en niños que en niñas, sin que se hayan determinado sus causas.

¿Están los zurdos aumentando? La respuesta es no, pues el resultado de los estudios que se han realizado a lo largo de la historia siempre ha oscilado entre el 8 y el 18% de personas zurdas en la población. Seguramente, la variación de este resultado se deba a que en dichos estudios, el principal objetivo de medición que se ha tenido en cuenta es la cantidad de personas que usan la mano izquierda para escribir, pintar, coger cosas, lanzar, tirar… Pero, ¿todos los zurdos usan la mano izquierda? ¿Ser zurdo es simplemente una preferencia lateral a la hora de usar dicha mano? La verdad es que ser zurdo es mucho más que eso.

Sabemos que culturalmente, los zurdos eran considerados personas siniestras en la sociedad, y, por desconocimiento y por desgracia, ha habido una amplia tradición en educación de “entrenar” a los niños a usar la mano derecha para escribir. Antiguamente, las profesoras enseñaban a sus alumnos a coger el lápiz con la mano derecha y, del mismo modo, a coger los cubiertos, la pelota, lavarse los dientes, etc. Es por ello que, finalmente, tendían a acabar usando la mano derecha y mostrar una apariencia de “diestros” ante la sociedad.

Pero actualmente ya no es así, ya que este mundo tan poco estudiado, está empezando a generar más curiosidad a nivel científico y cada vez vamos conociendo más datos que nos hacen saber que, tal y como era de esperar, ser zurdo no es algo negativo, sino, más bien al contrario; los niños zurdos tienen más desarrolladas algunas habilidades y un gran potencial.

Un estudio del Peabody College afirmó que los niños zurdos suelen ser más precoces en matemáticas y tienen un previo desarrollo del lenguaje.

Otros estudios revelan, entre otros aspectos, que:

  • El hemisferio derecho del cerebro, es el que manda sobre la parte izquierda y trabaja sobre la creatividad, las ideas o la imaginación, por ello se tiende a decir que los zurdos son niños con gran temperamento artístico.
  • Los investigadores descubrieron que las conexiones entre el lado izquierdo del cerebro y el derecho se realizan más rápido en los zurdos, esto indica que son más ágiles mentalmente y piensan más rápido.
  • Suelen ser más atléticos y tener mejor visión espacial.
  • La mayor parte de niños zurdos tienden a dibujar muñecos, figuras o personas que miran hacia la derecha.

    Sin embargo, también se puede deducir que los zurdos manejan peor sus emociones; las áreas de la corteza cerebral que procesan las emociones negativas como la ira o la hostilidad, presentan mayor actividad.

Desde educación se pretende identificar y respetar esta preferencia lateral, pero aún queda mucho camino por hacer, ya que se necesita más formación para los docentes, así como adaptaciones metodológicas en lo que se refiere a material.

En el siguiente blog; https://elhemisferiozurdo.blogspot.com/ intentaremos abordar los diferentes estudios, descubrimientos, curiosidades, actividades y materiales que se refieren a este mundo tan amplio del que falta tanto por aprender.

Bibliografía y algunos links de interés:

lunes

El Poder del olfato sobre las emociones, la memoria y el aprendizaje:

       El olor a café y tostadas por la mañana, la brisa del mar, un ramo de flores, un libro que empezamos a leer…todos estos olores nos producen un profundo bienestar. Los olores nos transmiten sensaciones, emociones, y, en la mayoría de los casos, recuerdos.
Hay olores que nos transportan directamente al pasado, a nuestra infancia, haciéndonos recordar no sólo a qué o quién pertenecía ese olor, sino todas las sensaciones que experimentábamos en torno a él; el perfume de nuestra madre, que nos hace revivir el cariño y el amor que nos daba en cada uno de sus abrazos; el olor de la casa de los abuelos, que nos recuerda cada uno de los recovecos de sus habitaciones; el olor inconfundible de la playa y el verano, que nos hace recordar cada momento de nuestras ansiadas vacaciones… Es imposible entender la infancia sin vincularla a fragancias que nos han marcado para siempre y que, cada vez que volvamos a olerlas, nos producirán las mismas sensaciones y emociones que nos provocaban entonces: cariño, tranquilidad, confianza, alegría, miedo, dolor…
Esto es debido a que el sentido del olfato, junto con el del oído, es el principal canal de recepción de información de nuestro cerebro durante los primeros años de vida. Para un bebé, el olfato es importantísimo y fundamental, por eso cuando llora por algún motivo, se calma con el olor de su madre. Poco a poco el resto de los sentidos van cobrando la misma importancia y se va equilibrando la cantidad de información que recibimos a través de ellos, pero el olfato nos deja una huella que ningún otro sentido puede igualar.
El cerebro retiene mejor un olor que cualquier otra información (palabras, imágenes…). Diversos estudios revelan que el ser humano recuerda el 35 % de lo que huele frente al 5% de lo que ve, el 2% de lo que oye y el 1% de lo que toca. Además, la memoria es capaz de retener hasta 10.000 aromas distintos, sin embargo, solo reconoce 200 colores. Se memoriza 7 veces más lo que olemos que lo que vemos y se tarda 10 años en olvidar un olor y solo 3 en olvidar una imagen.
Todos los sentidos son canales de transmisión de información, pero el olfato, además, conecta con nuestro inconsciente y activa nuestras emociones. Desde que nacemos empezamos a crear la “memoria olfativa”; todos los olores que vamos percibiendo y asociando a personas, cosas o situaciones. Con esta memoria olfativa creamos diferentes apreciaciones: agradable- desagradable, bueno-malo, alegre-triste… distintas en cada individuo.  Esto es debido a que el cerebro humano funciona por asociación; los olores se asocian a determinadas situaciones y emociones y luego se archivan en modo de recuerdo. Todo esto sucede de forma rápida e inconsciente en una parte del cerebro: el Sistema Límbico.
El sistema límbico es el encargado de crear las respuestas emocionales, el aprendizaje y la memoria. Nuestra personalidad, nuestros recuerdos y nuestra forma de actuar, dependen en gran parte del mismo.
Este sistema está formado por diferentes estructuras entre las que se encuentra la amígdala cerebral, encargada de las emociones, y el hipocampo, responsable de archivar los recuerdos y consolidar aprendizajes. (Ambas conectadas con el bulbo olfatorio)


Cada una de estas partes, tiene su función:
  • Amígdala cerebral: Su principal función es reconocer emociones y proporcionar una respuesta adecuada a cada uno de los estímulos que recibe. Es el principal núcleo de control de las emociones y los sentimientos en el cerebro, controlando las respuestas de satisfacción o miedo. Los instintos y las emociones, nos hacen tomar el 90% de las decisiones que tomamos, de ahí la gran importancia de esta estructura.
  • Hipocampo: Denominado el órgano de la memoria, se encarga de generar, archivar y recuperar recuerdos de diferentes partes del cerebro (redes neuronales distribuidas por diferentes zonas del encéfalo), con lo que consolida aprendizajes y vincula a los recuerdos con sensaciones positivas o negativas, dependiendo de si esos recuerdos están asociados a experiencias placenteras o dolorosas.

¿Y qué papel juega el sentido del olfato en todo este proceso?
            Como podemos ver, el bulbo olfatorio forma parte de las estructuras que componen el Sistema límbico, estando estrechamente relacionado con la amígdala y el hipocampo. El bulbo olfatorio acaba en unas membranas olfatorias que se encuentran en la parte superior de la cavidad nasal. Cuando respiramos, estas membranas perciben todo tipo de sustancias aromáticas y envían la información al bulbo olfatorio. Éste, a su vez, distribuye dicha información al sistema límbico por medio del nervio olfatorio. La amígdala conecta ese aroma con una emoción y el hipocampo relaciona ese aroma con un recuerdo en la memoria. De ahí que las emociones y los recuerdos estén ligados a ciertos aromas.
Muchos estudios científicos demuestran la poderosa relación entre el olfato y la memoria, los estados de ánimo, las emociones y los pensamientos.

¿Cómo pueden afectar los aromas sobre nuestras emociones?

Actualmente nos encontramos con dos corrientes científicas que se encargan de investigar los efectos de los aromas en nuestro organismo y nuestro estado de ánimo: la Aromaterapia (Pseudociencia terapéutica que se fundamenta en los efectos producidos por los aromas de aceites esenciales 100% puros y 100% naturales en el organismo),  y la Aromacología (Psicología de los aromas que estudia la relación entre la psicología y los olores tanto sintéticos como naturales).
Estas dos vertientes se dedican a investigar sobre los beneficios que nos pueden aportar los diferentes aromas:
  • Producir bienestar físico y emocional.
  • Calmar, tranquilizar, relajar.
  • Activar, revitalizar, vigorizar.
  • Purificar y preparar el ambiente para diferentes actividades.
  • Aumentar la atención.
  • Prolongar el tiempo de concentración.
  • Alertar, avisar, ponernos en situación de peligro.
  • Reducir la fatiga mental y aumentar la claridad de pensamiento.
  • Armonizar la energía de un grupo.
  • Regular la tensión y el estrés.
  • Desencadenar emociones y activar recuerdos.
  • Archivar aprendizajes clasificándolos según las emociones asociadas a ellos (positivas o negativas).
Viendo todos estos beneficios, no es de extrañar que cada vez más empresas dediquen tiempo y dinero a investigar sobre estas vertientes que pueden incidir de forma muy positiva en las pautas de comportamiento de los clientes; lo que se denomina “Marketing olfativo”. Con los olores podemos crear, al igual que una imagen de marca, un olor corporativo que asociemos siempre a esa marca, así como aromatizantes de ambiente que nos creen bienestar al entrar en las instalaciones. Cada vez más empresas utilizan el olfato para atraer clientes y asociar un aroma con su producto, despertando emociones y sentimientos.
Con un buen diseño olfativo se puede conseguir:
  • Aumentar hasta un 75% la intención de compra.
  • Aumentar hasta un 85% la preferencia del producto.
  • Aumentar hasta un 200% la sensación de agrado al adquirir un producto.
  • Aumentar hasta un 28% la percepción positiva de atributos no olfativos (asociación)
  • Aumentar hasta un 16% el tráfico en tiendas.
  • Aumentar hasta un 29% el incremento en ventas.
Por todo ello, el olfato se está haciendo un hueco cada vez más importante en el mundo de la educación. Sus cuantiosos beneficios están haciendo que cada vez se use más en las situaciones de aprendizaje, produciendo múltiples provechos para los alumnos que consiguen afianzar los contenidos y procesos de una forma más productiva y significativa, asociándolos a diversas emociones.
Los aromas nos ayudan a preparar los espacios y las aulas y purificar el ambiente; podemos usarlos para calmar y relajar a los alumnos, así como a activar y revitalizar el estado de ánimo, dependiendo del tipo de actividad que vayamos a proponer. Nos ayudan a centrar la atención y a aumentar el tiempo de concentración, favoreciendo la calidad del trabajo a realizar; a regular la tensión y el estrés, produciendo un bienestar emocional que, de seguro, aumentará el ritmo y la calidad de los aprendizajes. Favorecen la asociación de contenidos, creando redes neuronales más sólidas que forman la base de todo el proceso de enseñanza- aprendizaje.
El uso de los aromas en educación se ha convertido en un recurso más que potencia los resultados y convierte el proceso en un conjunto de sensaciones  de bienestar asociadas a emociones  positivas que serán difíciles de olvidar.

miércoles

Visual Thinking: nuevo recurso metodológico.

¿Qué es el visual thinking?
    El Visual Thinking o pensamiento visual es una forma de comunicación a través del dibujo. Esta forma de transmitir información a través de imágenes, es algo innato a la condición humana. El 80 % de nuestro cerebro está diseñado para asimilar y procesar imágenes de forma casi inmediata; la velocidad de asimilación de una imagen es muy superior a la de un texto escrito.
    Cuando alguien nos dice una palabra, nuestro cerebro la convierte en una imagen, enseguida la visualizamos. Y así queda reflejado en la historia de la humanidad, donde primero aparece la imagen, en las pinturas rupestres (Prehistoria), y luego aparece la escritura, (que da comienzo a la Historia).
    A través de las pinturas rupestres, el hombre transmitía pensamientos, organizaba situaciones, mostraba sus inquietudes; de ahí que hablemos de una capacidad creativa de dibujar innata. Nacemos con esta capacidad, y cuando estamos preparados para coger un lápiz, dibujamos de forma espontánea. Todos los niños dibujan; expresan, copian y crean a partir del dibujo. Dibujan sin miedo, sin estereotipos, sin ser unos grandes artistas, porque no se paran a pensar en si lo harán bien o mal. Con el paso de los años, vamos aprendiendo a leer y escribir (hay que aprenderlo con esfuerzo, no es innato), y vamos dejando de lado el dibujo, de tal manera que cuando queremos recuperarlo, muchos de nosotros pensamos que ya no sabemos dibujar.
    Pero todos somos capaces de hacer líneas, puntos, figuras geométricas y monigotes. No necesitamos nada más. Una vez se empiece a dibujar, con la práctica iremos perfeccionando esos dibujos. Lo importante es transmitir una idea que se entienda de forma universal.
    Por lo tanto, podemos definir el pensamiento visual como una herramienta que consiste en transmitir y relacionar ideas a través de dibujos simples y reconocibles, creando conexiones entre sí por medio de mapas mentales con el objetivo de comprenderlas mejor, marcar objetivos, identificar problemas y buscar soluciones a los mismos, organizar situaciones, etc, desencadenando procesos de pensamiento, diseño, acción y diálogo. Es una forma de comunicación a través del dibujo que puede tener una estructura lineal, circular, en pequeños grupos o caótico.

El pensamiento visual tiene un proceso en el que se pasa por diferentes etapas o fases:

    Todo este proceso, nos ayuda a comprender mejor las ideas y a aprenderlas de forma significativa, permanente, por ello forma un papel fundamental en la educación y se ha convertido en un nuevo modelo y metodología para el aprendizaje, que nos permite:
  • Usar un lenguaje gráfico universal y conectar con todos los países del mundo.
  • Multiplicar el aprendizaje significativo, ya que la retención de una imagen en la memoria es mayor que un conjunto de palabras. Si estas imágenes están relacionadas, crearemos redes neuronales en nuestro cerebro que harán de ese aprendizaje un aprendizaje permanente. Además, al dibujar los conceptos, los interiorizas y consolidas mejor.
  • Favorecer el análisis de la información, ya que las imágenes nos permiten comprender de un vistazo una situación, organización, concepto, etc.
  • Al empezar a dibujar, se despierta la capacidad creativa de las personas, surge la inspiración y desarrolla el potencial creativo.
  • Supone un reto para el cerebro, lo que nos permite mantener mejor la concentración.
  • A los niños les encanta dibujar, por lo que el pensamiento visual les hace disfrutar aprendiendo y les ayuda a estar más concentrados en su trabajo.
  • Acerca el conocimiento a todas las personas con problemas en el proceso de  lecto-escritura, así como a los analfabetos.
Dentro de la metodología del visual thinking, hay tres modalidades:
1.      Toma de notas (Skettch Notes): Proceso personal de toma de apuntes visuales.

2.    Registro gráfico (graphic Recording): Una persona que domina la técnica está presente en una reunión para ir tomando notas visuales a modo de acta de los temas que se están tratando. El grupo va viendo el resumen visual, pero no puede interactuar.

3.  Facilitación gráfica (Graphic Facilitation): Como el anterior, pero la persona que domina la técnica sí interactúa con el grupo; facilita la lluvia de ideas y motiva a profundizar más o ser más creativos en la resolución del problema planteado. La estructura del dibujo va siendo creada por el grupo.
    Para todas ellas, necesitamos los elementos con los que vamos a formar los dibujos y los vamos a relacionar creando esos mapas mentales. Quizá al principio nos resulte un poco complicado, pero poco a poco iremos viendo que cada vez nos salen mejor


Elementos y grafías del visual thinking:

    1.      Personajes. 

2.      Lugares y tiempo.

3.      Flechas.

4.      Marcos.

5.      Diálogos/ Palabras.

6.      Color.

7.      Viñetas.

8.      Sombras y efectos.

9.      Espacio en blanco.

    Para ir cogiendo ideas, contamos con una serie de recursos que nos ayudará a inspirarnos con todos estos elementos. Podemos encontrar muchas ideas en:

§  Bikablo 1, de Martin Haußmann.

§  The Sketchnote handbook, de Mike Rohde.

§  Pensamiento Visual, de David Sibbet.

§  Tu mundo en una servilleta, de dan Roam.

§  The doodle revolution, de Sunni Brown.

§  Graphic Facilitator´s Guide, de Brandy Agerbeck.

    Así pues, teniendo en cuenta todas las ventajas que nos ofrece el visual thinking, es indispensable ir introduciéndolo como recurso metodológico en el mundo de la educación, ya que potencia el aprendizaje y mejora la comprensión, ayuda a los alumnos con dificultades relacionadas con los trastornos del lenguaje y capta mejor la atención en las aulas. También fomenta la participación a nivel individual y grupal, y hace a los alumnos protagonistas de su desarrollo educativo. Por eso cada vez más colegios utilizan esta técnica en sus clases, y al mismo tiempo, más empresas en sus despachos. Por todo ello, se ha convertido en una habilidad importante para incorporarse al mercado laboral y acceder a un puesto de trabajo.